Origen de los villancicos

 



Las primeras composiciones musicales que llevaron el nombre de “villancicos” datan de 1470, aproximadamente. Fue durante el Renacimiento cuando surgió explícitamente esta forma musical, como producto de la evolución de la cantiga o canción.

Hay precedentes muchos más antiguos que hablan de la presencia de villancicos en el siglo X. Tal es el caso de las compilaciones hechas por Lucas de Tuy en su libro Chronicon Mundi, en 1236, donde habla de una especie de “protovillancicos” en el siglo X, y otros cercanos a su época, en 1200.


El hecho de que el villancico tomara un carácter religioso responde a hechos históricos relacionados con el catolicismo.


Básicamente comenzaron como cantos que acompañaban las misas de Navidad. Hay varios ejemplos que se pueden citar: en el siglo VI, Puer Natus Est Nobis era un canto gregoriano que se cantaba como introito en las terceras misas de la liturgia navideña.

La música de esta pieza fue luego utilizada por Thomas Tallis, un compositor inglés del siglo XVI, como parte fundamental de su misa de Navidad; asimismo, durante los siglos IX y X, en los monasterios cistercienses se popularizó una secuencia musical navideña.


Pero la primera adaptación de la música profana popular a los cantos sagrados de la Navidad fue hecha por el monje francés Adán de San Víctor, del siglo XII, que propició el uso de las melodías populares para los cantos navideños.

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